2.Botswana (Entrada 14)
Adaptación
- Capacidad de cambiar una cosa, modificarla o ajustarla para que sea válida, sirva, funcione, etc., en una situación nueva y con características distintas. -
- Capacidad de cambiar una cosa, modificarla o ajustarla para que sea válida, sirva, funcione, etc., en una situación nueva y con características distintas. -
Es difícil salir de la comodidad, de la seguridad, de lo conocido, de la rutina. Es difícil salir de lo que se denomina "la zona de confort". Hay algo que nos atrapa, que nos detiene. Hay algo que nos priva de vivir nuestro sueño, y eso se llama miedo. Está claro que cuando empecé el viaje sentí miedo, y Mai también. Es un miedo a lo desconocido, a la incertidumbre, un miedo al cambio; pero fue un miedo "positivo", un miedo que nos empujaba, un miedo que nos motivaba a no abandonar. Fue un miedo, llamémoslo; curioso. Queríamos ver qué nos esperaba a la vuelta de la esquina, qué hay del otro lado del horizonte, queríamos simplemente dejar la comodidad que supone la estabilidad y salir ahí afuera a vivir nuestro sueño.
5 meses y 10 días después de haber llegado a Sudáfrica (2 meses y 10 días para Mai) llegaba el momento de cruzar la primer frontera africana. El 4 de Septiembre entramos a Botswana.
A pesar de haber sido, en un principio, un país desconocido para nosotros, después de tanto tiempo de andar sus caminos, Sudáfrica se volvió un lugar conocido, un lugar familiar, convirtiéndose así, en una especie de "zona de confort". Ya sabíamos cómo manejarnos y dónde, sabíamos los códigos, entendíamos la dinámica de buscar un lugar a la noche y las reacciones de la gente. Al dejar todo esto atrás, fue como dejar una especie de "comodidad" y saltar nuevamente a lo desconocido.
5 meses y 10 días después de haber llegado a Sudáfrica (2 meses y 10 días para Mai) llegaba el momento de cruzar la primer frontera africana. El 4 de Septiembre entramos a Botswana.
A pesar de haber sido, en un principio, un país desconocido para nosotros, después de tanto tiempo de andar sus caminos, Sudáfrica se volvió un lugar conocido, un lugar familiar, convirtiéndose así, en una especie de "zona de confort". Ya sabíamos cómo manejarnos y dónde, sabíamos los códigos, entendíamos la dinámica de buscar un lugar a la noche y las reacciones de la gente. Al dejar todo esto atrás, fue como dejar una especie de "comodidad" y saltar nuevamente a lo desconocido.
Ahora en Botswana las cosas son distintas, aunque otras se mantienen. La actitud de la gente hacia nosotros sigue siendo una constante: siempre muy amigables, dispuestos a ayudarnos y con una sonrisa instalada en la cara. Nos saludan y frenan a hablar con nosotros, a curiosear un poco; de dónde somos, a dónde vamos, ¿desde Ciudad del Cabo? ¡¿En bicicleta?! Nos han invitado a tomar café, a dormir en sus granjas, y hasta un hombre nos pagó la cuenta en un mercado cuando no nos aceptaban los últimos Rand Sudafricanos (moneda sudafricana). Ya no nos advierten de tener cuidado con la misma gente; ahora el tema son los animales: elefantes, hienas, leones, búfalos, etc. Aún así, en el sur del país es difícil encontrarlos, o peor, que nos encuentren... Esta zona está llena de obejas, cabras, burros y vacas; pero más al norte es otra historia.
En cuanto a los caminos alternativos, característicos de nuestro paso por el país sudafricano, ya no es posible pedalearlos, o al menos, no con tanta frecuencia, debido a la arena; y otra vez; en el norte, es por donde encontraríamos animales salvajes. Encontramos aburrida la monotonía y el buen estado de las rutas, por lo que, siempre que podemos nos desviamos del manto gris y hundimos nuestras ruedas en tierra y arena.
Algo a mencionar es el calor. Las temperaturas ascienden hasta 35°C o más llegando al mediodía y hasta las 16hs no baja. Debo decir, a su vez, que es muy fácil encontrar sombras debajo de los árboles donde descansar, almorzar, leer e incluso jugar al ajedrez hasta que la intensidad del sol baje un poco. A medida que pasan los días es cada vez más fácil soportar el calor.
Con lo que respecta a la acampada, en Botswana es muy sencillo encontrar un lugar donde dormir. Al costado del camino, o al menos en los que hemos transitado, no hay alambrados, por lo que basta con alejarse unos cuantos metros como para acampar libremente disfrutando de los que para mi son los mejores atardeceres que he visto. No es frecuente recibir invitaciones a granjas donde dormir aunque si somos nosotros quienes nos acercamos a preguntar, la respuesta es un rotundo "Sí". Un día llegamos a un pueblo un viernes a la tarde. En las casas no había nadie, la gente estaba celebrando un casamiento. Entramos a un mercado y preguntamos a la señora si podíamos dormir ahí. Justo en ese momento entró su sobrino. Le vi cara conocida... ¿Cuántas caras conocidas puedo llegar a ver en Botswana? Al instante recordé que era el mismo chico que nos había dejado dormir en la granja de su padre dos días atrás. Al final, él habló con su tía para que nos dejara dormir ahí.
A pesar de haber dejado atrás el país sudafricano, y habernos "acostumbrado" al nuevo país en nuestra travesía a través del continente africano, seguimos sintiendo cada tanto la ayuda de su gente. Un día de mucho calor decidimos refugiarnos del sol y descansar en una garita de colectivo. Al rato dos camionetas con patente de Sudáfrica frenaron y 4 hombres y una mujer con la inconfundible camiseta de los "Springboxs" (selección sudafricana de rugby) bajaron. Traían con ellos unas cervezas frías para regalarnos. O por ejemplo; por nuestras ansias de dejar atrás la monotonía de las rutas de asfalto, decidimos ir por un camino de arena. A los 25 kilómetros frenamos en un Lodge a recargar nuestras botellas con agua fresca. El hombre, sudafricano él, ni bien nos vio nos invitó primero a refrescarnos en una pileta y relajarnos, y segundo, a quedarnos en el complejo cuantas noches quisiéramos. Al final terminamos quedándonos dos noches y hasta nos llevó de regreso al pueblo desde donde continuamos nuestro camino por el asfalto debido a la enorme cantidad de arena en los caminos alternativos y la imposibilidad de avanzar con nuestras bicicletas.
"El cambio ocurre. (El queso no cesa de moverse.)
Anticipate al cambio. (Prepárate para cuando se mueva el queso.)
Controla el cambio. (Olfatea el queso con frecuencia para saber cuando se vuelve rancio.)
Adáptate al cambio con rapidez. (Cuanto más rápidamente te olvides del Queso Viejo, antes podrás disfrutar del Queso Nuevo.)
Cambia. (Muévete con el queso.)
¡Disfruta el cambio! (Saborea la aventura y disfruta el sabor del Queso Nuevo.)
Prepárate para cambiar con rapidez y para disfrutarlo una y otra vez. (El queso no cesa de moverse.)"
[Extracto del libro "¿Quién se ha llevado mi queso" de Spencer Johnson
Seb Knudtsen
Octubre 2019
Anticipate al cambio. (Prepárate para cuando se mueva el queso.)
Controla el cambio. (Olfatea el queso con frecuencia para saber cuando se vuelve rancio.)
Adáptate al cambio con rapidez. (Cuanto más rápidamente te olvides del Queso Viejo, antes podrás disfrutar del Queso Nuevo.)
Cambia. (Muévete con el queso.)
¡Disfruta el cambio! (Saborea la aventura y disfruta el sabor del Queso Nuevo.)
Prepárate para cambiar con rapidez y para disfrutarlo una y otra vez. (El queso no cesa de moverse.)"
[Extracto del libro "¿Quién se ha llevado mi queso" de Spencer Johnson
Seb Knudtsen
Octubre 2019
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