1.Sudáfrica (Entrada 6)
Es necesario, de vez en cuando, y cada vez más a menudo, estar solo. Llamemos "solo", a estar en movimiento, a la soledad en el movimiento nómada. Digo más a menudo debido a que uno busca cada vez más esos momentos de soledad y pensamientos cuando se le empieza a encontrar el gusto a estar y hablar con uno mismo. Entonces, repito... Es necesario, de vez en cuando, y cada vez más a menudo, la soledad, el silencio, o no, en la mente, los pensamientos aleatorios y el constante movimiento.
Durante los 2 meses y medio que estuve en Merweville necesité ir en busca de esa soledad y pensamientos que les mencioné anteriormente en 3 ocasiones. Aquí les cuento cada una de ellas:
1ra) Había decidido que iba a salir a dar una vuelta de un par de días. Había decidido también que iba a ir a Swartberg otra vez, el tema es que a los 30km me aburrí, me aburrí tanto del asfalto que me metí por un camino de tierra y arena sin saber a dónde estaba yendo. No importaba tampoco a dónde, sólo importaba ir. Llegué a una casa y pregunté cómo ir hasta la ruta de ripio de Merweville. Me explicaron y el señor me acompañó con su camioneta hasta la entrada de un atajo. Era tal el silencio que a las 17hs, con el sol bien alto en el cielo, decidí frenar y acampar en ese lugar con vistas a las montañas. Esperaba una buena noche de sueño con luna llena, pero al armar la carpa me di cuenta que me había olvidado las varillas. Dormí, no muy bien, bastante mal, aún así lo disfruté.
Durante los 2 meses y medio que estuve en Merweville necesité ir en busca de esa soledad y pensamientos que les mencioné anteriormente en 3 ocasiones. Aquí les cuento cada una de ellas:
1ra) Había decidido que iba a salir a dar una vuelta de un par de días. Había decidido también que iba a ir a Swartberg otra vez, el tema es que a los 30km me aburrí, me aburrí tanto del asfalto que me metí por un camino de tierra y arena sin saber a dónde estaba yendo. No importaba tampoco a dónde, sólo importaba ir. Llegué a una casa y pregunté cómo ir hasta la ruta de ripio de Merweville. Me explicaron y el señor me acompañó con su camioneta hasta la entrada de un atajo. Era tal el silencio que a las 17hs, con el sol bien alto en el cielo, decidí frenar y acampar en ese lugar con vistas a las montañas. Esperaba una buena noche de sueño con luna llena, pero al armar la carpa me di cuenta que me había olvidado las varillas. Dormí, no muy bien, bastante mal, aún así lo disfruté.
El viajar me hizo ser, más de lo que ya era, bastante fácil de conformar. Es decir, me acostumbré a dormir en cualquier lado y comer cualquier cosa por más simple que sea y aún así estar satisfecho. En mi primer viaje, sobre las costa del mar en Argentina, encontré un rancho sobre un acantilado. Me pareció buena idea acampar adentro, y lo fue. Lo único es que a la noche las ratas corrían alrededor de mi carpa. Aún así no me sentí incómodo. A veces, no hay mucho que comer a la noche, solo un poco de arroz, sin verduras, sin aceite, solo con sal. Otra vez, agradezco tener algo que comer y lo disfruto. El viaje me hizo más simple. Hizo que las cosas simples sean suficientes como para hacerme felíz.
A la mañana siguiente me desperté en el silencio, comí unas frutas y seguí mi camino. Según las indicaciones del señor, o al menos lo que yo entendí era que, después del atajo agarrar la ruta ancha a la izquierda y en el primer cruce a la derecha, y eso hice. Más adelante me di cuenta que no era en el primer cruce a la derecha, pero bueno, no iba a volver... El camino se hizo más pequeño hasta ser una doble huella de tierra y arena, más que nada arena. "Bueno, habrá que caminar", me dije.
En un momento, el camino me dejo pedalear y en bajada. Venía bastante rápido. De repente escuché un ruido en un arbusto al costado y cuando pasé por al lado vi a una cobra amarilla(al parecer muy venenosa) con tonos de marrón claro, de cuello ancho, parada sobre su cola a un metro y medio sobre el piso. Me pegué tal susto que hice los 200 metros más rápidos de mi vida... Mi corazón iba a mil. Tarde un rato en recuperarme. Ella se asustó con el ruido de la bicicleta y yo me asusté aún más al verla a ella.
Seguí caminando y pedaleando mirando con cuidado atrás de cada arbusto hasta llegar a un alambrado alto y con púa. Según el mapa el camino seguía por ahí, pero no podía pasar. A 30 metros a la izquierda, el alambrado era más bajo y sin púa. Por ahí fui. Cargué la bicicleta al hombro por 2km hasta llegar a un cruce de caminos. Quería ir por la derecha pero otra vez estaba cerrado y no había camino. Era más corto, pero preferí ir por la izquierda así al menos podría pedalear. Hice 1km y escuché que en el "camino" de la derecha habían unos cuatriciclos. Volví a ver si encontraba el camino pero no, no encontré nada...
Más tarde llegué a donde quería llegar, a otro cruce de caminos. Ahí había una casa y ahí estaban los cuatriciclos. Frené a pedir agua y me terminaron invitando a tomar café y comer algo. Me explicaron como llegar al camino principal y de ahí a Merweville. Cuando llegué fue como llegar a casa otra vez.
A la mañana siguiente me desperté en el silencio, comí unas frutas y seguí mi camino. Según las indicaciones del señor, o al menos lo que yo entendí era que, después del atajo agarrar la ruta ancha a la izquierda y en el primer cruce a la derecha, y eso hice. Más adelante me di cuenta que no era en el primer cruce a la derecha, pero bueno, no iba a volver... El camino se hizo más pequeño hasta ser una doble huella de tierra y arena, más que nada arena. "Bueno, habrá que caminar", me dije.
En un momento, el camino me dejo pedalear y en bajada. Venía bastante rápido. De repente escuché un ruido en un arbusto al costado y cuando pasé por al lado vi a una cobra amarilla(al parecer muy venenosa) con tonos de marrón claro, de cuello ancho, parada sobre su cola a un metro y medio sobre el piso. Me pegué tal susto que hice los 200 metros más rápidos de mi vida... Mi corazón iba a mil. Tarde un rato en recuperarme. Ella se asustó con el ruido de la bicicleta y yo me asusté aún más al verla a ella.
Seguí caminando y pedaleando mirando con cuidado atrás de cada arbusto hasta llegar a un alambrado alto y con púa. Según el mapa el camino seguía por ahí, pero no podía pasar. A 30 metros a la izquierda, el alambrado era más bajo y sin púa. Por ahí fui. Cargué la bicicleta al hombro por 2km hasta llegar a un cruce de caminos. Quería ir por la derecha pero otra vez estaba cerrado y no había camino. Era más corto, pero preferí ir por la izquierda así al menos podría pedalear. Hice 1km y escuché que en el "camino" de la derecha habían unos cuatriciclos. Volví a ver si encontraba el camino pero no, no encontré nada...
Más tarde llegué a donde quería llegar, a otro cruce de caminos. Ahí había una casa y ahí estaban los cuatriciclos. Frené a pedir agua y me terminaron invitando a tomar café y comer algo. Me explicaron como llegar al camino principal y de ahí a Merweville. Cuando llegué fue como llegar a casa otra vez.
2da) Esta vez necesité salir a buscar algo. No sé qué, pero cuando lo encontrara me daría cuenta. Ya había pasado casi un mes desde que había llegado a Merweville y se sintió raro volver a salir. Todo el primer día y parte del segundo fueron difíciles. Pero a eso fui, a romper otra vez con ese "comfort" en el que me había encontrado durante mi tiempo en el pueblo. La segunda noche de esa vuelta, me quedé a dormir en una granja. La señora ya me conocía. "Your name travels faster than you"(Tu nombre viaja más rápido que vos) me dijo. Había leído sobre mi viaje en Facebook. Antes de irme a la mañana el señor me dijo que si quería me podía quedar ahí el tiempo que quisiera, y además, como en esa semana habían elecciones en Sudáfrica, no era seguro para mi andar dando vueltas por ahí. Decidí seguir igual, conociendo de antemano la paranoia de los sudafricanos. Curiosamente, la cuarta noche, la noche previa a las elecciones, terminé durmiendo... ¡adentro de un centro de votación! La gente fue muy amable conmigo y me dejó dormir ahí adentro para protegerme de la lluvia. Otra vez más... ¿Cuál era la parte no segura...?
Al final la vuelta duró 6 días. Al día 3 ya había encontrado lo que buscaba. Ya era momento de volver.
3ra) Esta tercera y última vez tuve que ir a George a renovar mi visa. Ya van 90 días en Sudáfrica, de los cuáles 60 estuve en este pueblo en el medio del semi desierto sudafricano.
Tal vez se pregunten por qué me quedé tanto tiempo en este pueblo. En el próximo entry lo van a entender mejor...
Seb Knudtsen
Mayo 2019
Al final la vuelta duró 6 días. Al día 3 ya había encontrado lo que buscaba. Ya era momento de volver.
3ra) Esta tercera y última vez tuve que ir a George a renovar mi visa. Ya van 90 días en Sudáfrica, de los cuáles 60 estuve en este pueblo en el medio del semi desierto sudafricano.
Tal vez se pregunten por qué me quedé tanto tiempo en este pueblo. En el próximo entry lo van a entender mejor...
Seb Knudtsen
Mayo 2019
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